Una sustancia antigua con marcas visibles recibe un nuevo acabado minimalista.

Ambos arquitectos se han comprometido con el principio de mostrar de manera muy clara lo que forma parte de un edificio y lo que es nuevo. "Me fascina la influencia externa a la que estoy expuesto cuando me encuentro con un edificio antiguo." No puedo simplemente diseñar algo. "La casa me proporciona un marco, cambia de opinión a lo largo de los desarrollos arquitectónicos, revela tesoros y dificultades, con lo que prefiero trabajar", dice Nicola Petereit. En una de las antiguas salas del taller de pintura hay capas de pintura de centímetros de grosor en las paredes y innumerables rastros de pintura en el suelo. Durante décadas se han utilizado pinceles y rodillos. Para los arquitectos, se crearon reliquias de inmensa estética y valor ideológico que, en su opinión, merecen ser conservadas. Así, todo lo antiguo se mantuvo rugoso, con marcas visibles, mientras que todo lo nuevo se volvió liso, rectangular, enrasado y minimalista.